Patrimonio histórico de Valencia nacido en un taller fallero: la fuente de la Plaza de la Virgen

Tabla de contenidos

Entrevista con el artista fallero José Devís

La fuente de las ocho acequias del Turia, situada en la Plaza de la Virgen, es una de las grandes obras de la arquitectura valenciana. Es obra del escultor valenciano Manuel Silvestre Montesinos, conocido como Silvestre de Edeta. Pero su historia está también relacionada con la de los artistas falleros, y en concreto con el artista fallero Jose Devís Fitos, quién colaboró en su elaboración. 

Inaugurada en 1976, la escultura convertida en patrimonio de todos los valencianos, representa al río Turia. El personaje fluvial, figura en el centro sobre un pedestal, como un varón recostado que sostiene con su mano derecha el cuerno de Amaltea y está rodeado por las ocho acequias de la Vega de Valencia evocadas por jóvenes desnudas con tocado de valenciana, como alegoría al Tribunal de las Aguas.  Cada una de ellas sostiene en posición diversa un cántaro del que mana agua. Estas figuras personifican las ocho acequias madres del Turia cuyos nombres pueden leerse en las correspondientes peanas que las sujetan: Benager i Faitanar, Rovella, Favara, Quart, Tormos, Rascanya, Mislata y Mestalla. Este monumento representa de manera explícita el campo de acción del Tribunal de las Aguas de Valencia, que a través del buen gobierno del Turia y de sus acequias garantizaba la excelencia del campo valenciano. No por casualidad, el monumento también es llamado Fuente del Tribunal de las Aguas. 

Este monumento histórico de Valencia se esculpió en los años 70. Y parte de él nació también en la Ciutat Fallera, concretamente en el taller del artista fallero Jose Devís Fitos. Años después su nieto, José Devís Antequera, se sorprende al conocer cómo una pieza tan importante para la ciudad nació en las entrañas de su taller familiar. Lo supo de su padre, también Jose Devís -Benet-, protagonista de esta imagen y que nos cuenta a artistafalleros.com su historia en primera persona.  

Fotos: Artista Fállero José Devís Benet en el taller familiar con 11 años. Propiedad de José Devís.

PREGUNTA-. ¿Por qué el taller de su abuelo para realizar las esculturas de la fuente?

RESPUESTA-. Eran amigos y vecinos, las dos familias somos de Liria y Silvestre vivía en allí, en el mismo barrio y todos éramos como una gran familia. Mi padre y él se conocían de toda la vida, y Silvestre necesitaba un local mucho más grande que su estudio para realizar la pieza central de la fuente. Así empezó y terminó en nuestro taller de la Ciutat Fallera el modelaje del río Turia, aquí se hicieron los moldes de escayola y se los llevaron a Madrid a la fundición. 

Las ocho acequias las hizo en su estudio ya que tenían un tamaño más razonable. Y nos regaló una copia de unos 60 cm de bronce que es una pieza original de la fuente. 

P-. ¿Cómo era el trabajo en el taller? ¿Participasteis en su elaboración?

R-. Nosotros estábamos en el taller y claro, lo ayudamos a él a poner el barro, a montarlo… y él era el que iba dirigiendo y esculpiendo. Al final él era el escultor y nosotros, bueno, en realidad mi padre porque yo era un niño de 11 años, lo que hacíamos era el trabajo de taller. Yo venía aquí y disfrutaba poniendo el barro, y me enseñaba mucho, porque él era un hombre que transmitía mucho, te decía mucho y explicaba todo lo que hacía y era un profesor magnífico. Cuando podía porque yo también iba a clase. Me acuerdo que ponía barro, porque en esa edad, qué tenía yo que saber de modelar…?

En el taller se hizo el armazón y todo lo que es el Turía, el hombre… todo eso se hizo aquí como los moldes de escayola y luego todo se llevó a la fundición a Madrid. 

P-. ¿Recuerda las sensaciones al estar ayudando a la construcción de la fuente del Plaza de la Virgen? 

R-. Con 11 años no tenía la noción, no me acuerdo de saber que eso era algo que se iba a montar en Valencia y que se convertiría en lo que es ahora. Con 11 años sabía que era una fuente, veía la maqueta, los diseños de Silvestre, pero no tenía la sensación de que estaba trabajando en esa obra de arte. 

P-. ¿Ellos tenían conciencia de los suponía ese encargo? ¿Se imaginaban, tanto él como su abuelo, que sería ​​un monumento histórico patrimonio de los valencianos y una de las fuentes más fotografiadas de la ciudad?

R-. Claro, entre ellos si que hablaban. Me acuerdo porque entre mi padre y Silvestre hablaban mucho de la fuente, allí en el taller y en Lliria, en casa a la fresca… pues hablabas, también en su estudio que lo tenía allí también. Yo jugaba, hablaba y me acuerdo de escucharlos hablar y de que entre ellos hablaban de los pasos, te enseñaban.. 

Además, Silvestre sí, él era un escultor de mucha talla. El ya tenía muchas esculturas hechas en jardines e iglesias, tenía escuela y era un profesional. Me imagino que él sabía lo que estaba haciendo y el impacto que tendría luego.

P-. ¿Habló luego con él sobre la magnitud? 

R-. Todas las fotos que tengo me las dedicó en su día porque él sabía la envergadura que iba a tener este proyecto y que cuando yo era mayor lo valoraría.  Sí, hablamos de lo que se hizo aquí y de lo pequeño que era. Además, fue para el un orgullo ver como había gente que le gustaba el oficio, ver que estábamos allí ayudando y estaba muy contento de poder enseñarle a alguien el oficio. 

P-. ¿Sin duda las imágenes pasan a la historia, como lo ha hecho esa foto en la que aparece con tan solo 11 años junto a la escultura principal de la fuente? ¿Está posando?

R-. No te lo podría decir, supongo que estaría posando. Pero yo estaba poniendo barro. A lo mejor estaba jugando con el balón. Seguramente molestaba más que ayudaba. Yo cada vez que paso junto a la fuente me hago una foto porque tengo ese sentimiento de haber estado en el momento en el que se hizo, desde cero, de su creación y esa sensación es magnífica.  

Un día hablando con un escultor mi hijo Jose se enteró de que la escultura se hizo aquí y decidió publicarlo en redes sociales porque es una historia que muy pocos conocen. Que la gente sepa que la Ciudad Fallera se morirá de vieja pero que se han hecho obras muy buenas, no solo en este taller, sino que en cualquier taller se han hecho esculturas muy especiales. Aunque solo se conozca por las Fallas. 

P-. ¿Además de la fuente de la Plaza del Turia, queda algo del paso de la escultura por su taller?

Sí, tenemos la plataforma con la que modeló en barro, que aún está en el taller. Se trata de una plataforma giratoria muy grande que hemos utilizado después también para otros monumentos. Y también tenemos la misma arcilla aún con la que se modeló, que sigue estando en el taller. 

Y nos queda esa parte de la historia que sale de la ciudad fallera y de un taller de un artista fallero. 

P-. ¿Fue su abuelo quién le enseñó este oficio? ¿Y usted el que se lo ha enseñado a su hijo?

Sobre todo la honestidad y el trabajo. Porque puedes ser muy buen artistas pero lo principal es tener disciplina y el respeto para todos. Luego poco a poco ya vas aprendiendo y vas viendo que es lo que más o menos te gusta hacer. 

Haces todo pero no haces nada…. somos un taller de tres o cuatro personas y hacemos de todo. 

  • P-. Ya en los años 70 las capacidades creativas de los artistas falleros iban mucho más allá que las Fallas. ¿Cómo cree que ha evolucionado este oficio?

Las Fallas no progresan, es siempre lo mismo, cambian los diseños pero es lo mismo. Pero el artista fallero que tiene un punto de innovación, quiere que su obra perdure. Hay muy buenas manos en los talleres de artesanos. Siempre ha habido muy buena gente que ha moldeado las tallas, también tenemos escultores con grandes reconocimientos por toda España. Pero también es cierto que conseguir el genio del siglo pasado es muy difícil. Los que eran escultores, hacían de todo, ahora cada vez los trabajos están más especializados. Es otro tipo de arte. Tengo la añoranza del arte añejo.  

Yo he vivido todos los años buenos de los talleres de los artistas falleros, hacíamos imágenes, andas para semana santa… Los más viejos del lugar. Ahora lo que viene por detrás viene apretando, con su línea, con su estilo… Haciendo cosas innovadoras con grandes capacidades de diseño. Pero queda la nostalgia… añoras lo vivido anteriormente. 

    Facebook
    Twitter
    LinkedIn
    WhatsApp
    Telegram
    Email
    Imprimir